Clavamos el primer museo del viaje...

Llegamos a Ámsterdam luego del partido con Serbia y Montenegro. Nos clavamos en un camping a las afueras del centro, el Zeeburg camping, que tenia muy buena onda. Era muy parecido a un hostel y con buenas comodidades: agua caliente, electricidad, laundry (de hecho hicimos el primer lavado general de ropa).
La primera noche fuimos a conocer la noche de Ámsterdam y, obviamente, comenzamos nuestro recorrido por la Zona Roja, para los que no conocen, es una especie de barrio o gran galeria comercial, donde las profesionales del amor se muestran en vivo y en directo tras unas vitrinas muy pequenias esperando que alguien se disponga a pagar alrededor de los 50 euros de tarifa promedio. Lo nuestro fue una recorrida rapida, una cervecita en un pub de la zona y terminamos nuestra noche en otra parte de la ciudad.
Al otro dia salimos a conocer la ciudad y nos pegamos una caminata de casi 4 o 5 horas por los canalcitos que la rodean y entrecruzan.
Tanto esfuerzo tuvo su premio ya que terminamos el recorrido en uno de los museos mas interesantes de Ámsterdam… (y esto es para los que creen que nuestro viaje solo se limita a una pelota de futbol)… el museo de Heineken… (por lo que el viaje se limita a una pelota de futbol y a la cerveza).
Una recorrida por la historia de la cerveza verde, sus comienzos, sus publicidades y hasta el proceso de elaboración, combinado con sectores interactivos muy divertidos, sobre todo la parte de los videos y el boliche con las dos bandejas enfrentadas donde pudimos probarnos como DJ’s. Todo muy pro y con mucha onda.
La entrada incluia tres consumiciones a lo largo del recorrido, que fueron bien aprovechadas por el grupo. A la salida un souvenir: un abrebotellas Heineken. Un lujo.